Descubrí esta mágica isla hace mas de 25 años, me cautivó y siempre que puedo paso unos días de relax disfrutando de sus aguas cristalinas caminando entre la exótica vegetación de sus dunas y sus playas de arena fina.
En la actualidad la isla atrae algo más de turismo que entonces, pero no por ello ha perdido su encanto salvaje, ya que los lugareños han sabido conservar la isla y sus parajes a la perfección. El turismo, mayoritariamente italiano, aporta un estilo «hippy chic», y le da un toque estiloso y un cierto glamour a Formentera.
Desde el momento que embarco en el ferry que realiza el trayecto entre Ibiza y Formentera ya me siento en el más profundo estado de relajación, desconectando del trabajo y lo cotidiano y adentrándome en la percepción de la buena energía que emana esta pequeña isla mediterránea, que conserva todo el encanto de sus playas salvajes, su entorno, naturaleza y arquitectura bien conservado e integrado en el paisaje.
Al llegar al puerto de «La Savina», existe una gran oferta de alquiler de bicis y motos, vehículos perfectos para recorrer la isla de punta a punta, y disfrutar de la brisa que te hace sentir libre por unos días.
Alojarse en un pequeño hotel en una zona tranquila de cualquier rincón de Formentera contribuye a sentirme como en casa gracias a personas como Rosalia de la Fonda Pepe, Esperanza de solimar, o Rafael de Can Rafalet … gente encantadora que te acoge con naturalidad y ofrece un alojamiento confortable sin pretensiones en lugares idílicos. Por la mañana tomar un desayuno sano viendo el mar es un «chute» perfecto para ponerte en marcha e ir a la playa a disfrutar del sol, los interminables baños en las aguas cristalinas y la lectura de un libro.
Las playas de Es Calo, Levant, cala Sahona, Migjon, Illetes…cada cual mas bella, de arena fina y aguas transparentes me hacen sentir en «mi paraíso particular».
Degustar una exquisita gastronomía local a base de pescados frescos de la zona, paellas, ensaladas y verduras en restaurantes como «la Fragata», «la Fonda»…o un picoteo en los míticos chiringuitos «el Pirata bus» o el «Lucky» son la excusa perfecta para salir un rato a la sombra.
El atardecer, un momento mágico para disfrutar de una cerveza y de la espectacular puesta del sol en el «Blue Bar» es otro de mis ratos preferidos.
Por la noche una romántica cena a la luz de las velas en un restaurante lugareño al borde del mar o degustar una exquisita pasta en algún local de moda especializado en comida italiana, convierten la noche de Formentera en única y especial.
Descansar con la brisa y el sonido del mar que te mece hasta quedarte dormida…que paz!!
El mercadillo de «La Mola» los miércoles, te transporta a la época Hippy de los años 60, es otro momento del que disfruto, donde aprovecho para comprar alguna pieza de artesanía única y charlar con los artesanos.
Y como siempre, el momento de abandonar esta isla mágica y la vuelta al trabajo cargada de energía positiva, me ayudan en la inspiración de nuevas ideas y energías renovadas para ofrecer lo mejor de mí a a mis clientes y amigos.
Hasta pronto FORMENTERA.
Cristina Reparaz.